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La otra pasión de Sebastián

Sebastián es una de las grandes figuras del cuarteto, y cuenta con un público fiel y apasionado. Pero su otra pasión tiene sede en Alberdi: es fanático Pirata.
Apenas se abre la puerta del departamento, en el noveno piso de un edificio ubicado en la zona más movida de Nueva Córdoba, la figura de uno de los íconos del cuarteto cordobés se deja ver impecable, vistiendo un traje negro pipí cucú y cargando pose y sonrisa cancherazas. “Como verás, uno siempre trata de aprender de los grandes”, dice mientras señala en una pantalla de 42 pulgadas al español Julio Iglesias, luciendo una vestimenta casi calcada. El grande que dijo eso y recibió a Día a Día, es el troesma que interpretó y sigue interpretando la banda sonora de la vida de miles de cordobeses y de más allá también, en escenarios de clubes, fiestas patronales y pistas varias. En su DNI hay constancia de un nombre y un apellido que no le suenan a nadie, porque para todo el mundo el tipo es simplemente: ¡¡Seba, Seba, Se-bas-tián!! O “El Monstruo”. Y fue clarito de entrada nomás, cuando se le consultó si tenía otra pasión aparte de la música: “Belgrano, de una”. Y a partir de ahí, la charla se tiñó de celeste.
–¿Eras de Talleres y después te hiciste de la B? ¿Cómo es la cosa?
–Lo que pasó es que Juan Carlos Heredia, la Milonguita Heredia, era novio de mi hermana. Y un día cayó a casa con un fútbol y una camiseta de Belgrano. Imagináte un regalo así, era chico yo en ese momento. A partir de ahí me hice hincha del Celeste. Lo sigo viendo a Milonguita, un tipazo, realmente.

–Hay más cosas en tu vida que te ligan a Belgrano, entre otras, tu representante.
–¡Jajaja! Sí, más vale. El Chichí Ledesma, fijáte vos, es el protagonista de uno de los mejores recuerdos que tengo con Belgrano. Cuando él estaba como presidente del club, se jugaba la famosa final con Banfield, y yo ese fin de semana tenía show en Buenos Aires. Me bajé del avión a las 8 de la mañana, llegué a mi casa sin dormir y me venció el cansancio. Pero cayó Chichí y me dijo: “Vamos que hoy es el día, vos sos la cábala”. No sabés los nervios que tenía.
–¿Y hoy cómo lo ves al equipo?
–Lo veo bien. Creo que con un par de nombres más, sobre todo en el medio y adelante, estaríamos listos. Del medio para atrás la cosa está bastante firme. Y lo veo bien fundamentalmente al club. Armando Pérez, está haciendo un buen trabajo. Además, ahora está en la AFA y es muy capaz para ese lugar. A Belgrano quizá lo único que le faltó en estos años fue creer un poco más en sí mismo, convencerse de que podía lograr más todavía. Como en la música.
–¿Cómo sería eso?
–Es como el momento previo de subir al escenario. Más allá de los años que uno tenga en esto, siempre hay un instante en que necesita decirse: “Hoy voy a dar un gran show, voy a tratar de que salga todo perfecto”. A Belgrano le faltó eso, decirse sin importar el rival: “Vamos a entrar a ganar”.

Un luchador. Entre recuerdos de partidos y goles, la conversación deriva en un tema que hace poco menos de tres años llegó como un mal sueño, con la amenaza de llevarse todo de golpe: “Cuando me diagnosticaron cáncer de colon, no lo creía. No quería saber nada, y fue mi familia la que me dio fuerzas. Todos me dijeron: “Che, pelotudo, tenés esto, ¿no la vas pelear? Son un sostén tremendo, por favor ponélo a eso: todos, mi señora, mi hijo, mi hija que está en Chile, mi hermano, mi sobrina Liliana, alguien incondicional, y también Chichí que siempre estuvo ahí”.
–De esos momentos cruciales se rescatan cosas positivas. ¿Vos que rescatás?
–Lo que te acabo de decir de quienes me rodean, y también que me hizo tener mucho más control en el cuidado de mi salud: tomo poco y nada de alcohol, como bien y sano, tomo mucho jugo, mucha hidratación. Te voy a contar otra cosa: cuando me convencí que tenía que hacerle frente al cáncer, me quedó sin embargo el temor de que la operación, al tocar la parte estomacal, hiciera perder la fuerza que necesita el diafragma. Tenía miedo de no volver a cantar.
–¿Qué planes tenés a futuro?
–Continuar con las presentaciones en vivo, dos o tres veces por semana, tranqui, seguir con mi música, incorporando cosas nuevas. Me acabo de comprar un teclado que hace unos violines fantásticos. Y por ahí cuando cumpla 40 años como Sebastián, hacer algo especial para celebrar.
Música y fútbol. Dos ejes que ocupan gran parte de la vida de un tipo que hace bailar a generaciones. Y si bien canta que la pollera es blanca y la camisa colorada, la camiseta es bien celeste.

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