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Ulises Bueno tuvo su noche de Luna llena

Ulises Bueno brilló en un Luna Park lleno, que se rindió a sus pies. El recuerdo de Rodrigo, la emoción y el cuarteto. Combo perfecto.
“Soy”. Sí, Ulises. No había otra forma de comenzar. El tipo subió y sintió el supremo reconocimiento de un Luna Park colmado que cayó a sus pies. Delirio total. Terminó esa primera canción y al Uli no le quedó otra que sacarse sus lentes oscuros y secarse las lágrimas. La puta madre. Si daban ganas de abrazarte, capo.
Fue la emoción. Esa que nos marca que estamos vivos. Nadie mejor que vos lo sabe. El sufrimiento. La pena. El dolor. Las comparaciones. El camino sinuoso. Pero un camino que volviste autopista y que te trajo a esta noche soñada. Y a subirse al mismo escenario en el que Rodrigo se hizo fenómeno imborrable.
Con estilo propio
Fueron 8.500 uliseros en el Luna Park. Muchas camisetas de Belgrano. También de Talleres, Instituto y hasta de Atenas. Y del ascenso metropolitano. Obvio, Boca, River y demás. Ulises es pueblo, pueblo que tiene en sus letras el relato de sus vidas.
La barba del cantante se hace moda y varios van queriendo emularlo.
Avanzó la noche, que se volvió súbdita del cordobés, mientras la muchedumbre hacía chilenitas ante cada canción.
A un costado, Beatriz Olave miraba sentadita. Frágil y fuerte, a la vez. Como toda madre. La imagino en un debate interno más intenso que los de Intratables. Entre el recuerdo de Rodrigo y la noche mágica de Ulises.
Historias
Los 14 músicos que hicieron de las suyas sobre el escenario fueron una catarata de cuarteto. Por eso los asientos de las planteas estuvieron de más. Todo el mundo bailando.
Y las historias se entrecruzaron. El locutor tomó lista y casi todas las provincias dijeron presente. Cuando nombró Salta, un grupo de amigos y familiares gritó fuerte. Bien fuerte. David estaba ahí.
Medio año atrás, un accidente de tránsito se llevó a David. Un ulisero de corazón y alma. Por eso, la presentación de anoche en el Luna fue la mejor manera que esos amigos y familiares de David encontraron para recordarlo y homenajearlo, con una remera especial para la ocasión: “El ángel norteño: ulisero David”. Casi 1.500 kilómetros separan a la tierra de Güemes del Luna. Valió cada centímetro viajado. Como los que hizo cada uno de los tantos viajeros.
Y subió la familia de Ulises. Hasta Ramiro, el hijo del Potro. Sangre de tu sangre. También el Mono de Kapanga, que cantó un par de canciones con el dueño de la noche. Una larga noche en la que se cantó y se habló en cordobés. En tu cara, Educando a Nina.
8.500. Los espectadores. Muchas camisetas de Belgrano. También de Talleres, Instituto y hasta de Atenas.

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