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La odisea de unos fans por ver a La Mona Jiménez

Viajaron 300 km y pincharon tres veces, pero nada les impidió ver a su ídolo en el Bum Bum.

Yanina trabaja todos los días ocho horas en una obra como albañil en San Francisco. Este mes, “se peló el lomo” y trabajó horas extras para juntar unos pesos y poder ir al Festival Bum Bum.

Con Noelia, su pareja, son fanáticas de la Mona Jiménez y antes de la pandemia lo seguían a todos lados en su moto. Por eso ni dudaron y emprendieron viaje con dos amigos más que se sumaron.

Partieron el viernes a las tres de la tarde hasta Villa del Rosario. La idea era acortar camino y estar un poquito más cerca para salir temprano al día siguiente, pero el viaje que tenía que durar dos horas se les hizo bastante más largo.

Entre ambas localidades, se les pinchó la rueda de la moto 2 veces y tuvieron que caminar tres kilómetros tapados de tierra para conseguir quién se las arregle. Seis horas más tarde, llegaron al primer destino, donde hicieron noche y al otro día emprendieron nuevamente camino.

Pero la moto les volvió a jugar una mala pasada y antes de llegar a Costa Sacate, les volvió a fallar. La cubierta no servía más. Caminaron cuatro kilómetros sobre camino de tierra y ahí decidieron dejar los vehículos atrás. La primera idea fue tomar el colectivo, pero se esfumó cuando lo vieron pasar unas cuadras antes de llegar a la parada. “Vamos en remis, sino no llegamos más”, dijeron.

A las cuatro llegaron a la capital, pero todavía faltaba para ir al festival. Su jefe, que le había dado permiso para faltar el viernes, le dijo bien claro que el lunes tenía que llegar si o si a la obra, así que debían asegurarse que la moto esté en condiciones para el regreso.

En el mismo auto, compraron la cubierta, la guardaron en el guarda bolsos de la Terminal de Córdoba y, después de pagar cuatro mil pesos de remis, finalmente llegaron al Bum Bum.

“Nada de esto importó porque cantó La Mona y fuimos millones”, contó a Cuarteteando. Como ellos, miles de fanáticos hicieron hasta lo imposible para poder ver a su ídolo, gastando dinero que no tenían, pidiendo permiso en sus trabajos y sorteando todo tipo de obstáculos.

El viaje de Yanina, Noelia, Macarena y Paulo quedará para la historia. Caminaron varios kilómetros y se gastaron un sueldo entero, pero para ellos fue una aventura divertida.

El lunes a las seis de la mañana, Yanina llegó a la obra. Con una sonrisa gigante en su cara, se sacó fotos con sus compañeros que la cubrieron para ir a ver al Mandamás. En su Instagram escribió: “Qué linda es la vida cuando canta La Mona”.

 

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